Monday, May 21, 2007

De temas más importantes

Recibo una llamada de mi mamá en el celular, un miércoles de crisis familiar en el que para alejarme de todo un poco me fuí a tomar un café con Carol y esperaba que llegara G. de arreglar "asuntos". Según ella, debía comunicarme con mi "papá en economía" urgentemente. Menos mal aún guardo en mi memoria el teléfono de su casa. Mi G. llegó con cara de tranquilidad, la conversación se realizó en buen tono, ya eso era motivo de alegría, verle la cara más amable y no toda entristecida. Pedí el celular prestado porque de las cosas que uno ve que son caras en este país es el servicio de celular, debe ser porque aún la gente conserva su teléfono en casa. Me propone que haga parte de un equipo de trabajo que colabore en la coyuntura del pasivo pensional, creo que de la ansiedad no lo dejé terminar. "Usted sabe la respuesta"-respondí. "Ah bueno, siendo así mañana nos vemos en el primer piso para entregar la hoja de vida"-me dijo.

Finalmente, y luego de un par de semanas tormentosas, había una excusa para celebrar. Así las cosas hace una semana no había mucho que decir ni que contar, el clima y la visión de la ciudad depende siempre del estado de ánimo. MI hermosa Bogotá se había convertido en una no tan buena idea. Con todas las cosas bellas que tiene.

Ahora hasta acoplarse a vivir nuevamente con los papás ha sido una experiencia inolvidable. Todavía tienen la capacidad de sorprenderme, es más, de sorprendernos. Es como si el tiempo se hubiera detenido en las cosas buenas y en las malas hubiera evolucionado. Me acuerdo cuando G. tuvo que darse la pelea de la socialización en mi casa, y me acuerdo de haberle ayudado, y me acuerdo de ese cambio de actitud.

Este acuerdo momentáneo es más que un acuerdo monetario, que de por si ya es de mucha ayuda. Es la tranquilidad de todos, sobretodo de la mía. Tuve muchas noches de angustia pensando que jamás volvería a ver a mi mamá. O por lo menos no como la recordaba. Cuando llegué a la casa, y recibí su abrazo la ví como un roble. Esa es mi mamá, esa que aparenta por fuera estar completa. Pero, la angustia continúa, después de un año y medio, el mismo largo tiempo de vivir en Atlanta, y por error médico su sistema respiratorio está debilitado, su corazoncito no late normalmente. Y ahora es mi turno, M. está en España nuevamente, como siempre en verano, encerrada en el laboratorio trabajando. Esta vez, pensando que encontrará lo que necesita encontrar. Ojalá lo logre.

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