Recuerdo muy bien una conversación con Ana acerca de su teoría del efecto montaña rusa. Cuando uno cambia de vida radicalmente sufre el efecto montaña rusa mientras se acomoda a la realidad, para mi era evidente vivir eso en Atlanta. Unos días muy buenos, totalmente excitantes y de maravilla (creo que fueron muy al principio y cuando hicimos viajes) y otros absolutamente depresivos y tristes.
Como que estando uno en ATL siempre consideró no encajar en esa sociedad, tener el recuerdo de lo bien que encajaba en BTA, la familia, los amigos y el trabajo. Aterriza uno y el cambio es demasiado desgastante y avasallador. Me refiero a esa sensación de tampoco encajar acá. Con el tiempo, el clima deja de ser tan tropical y cálido y volvemos a sentir la gélida BTA. Volvemos a usar el saco en la noche y a sentir la nariz descongelada. El cuerpo se acomoda perfectamente a su nuevo ambiente.
Se encuentra nuevamente con los amigos que reconfortan el corazón y que definitivamente son los que uno creía que eran, siguen siendo los mismos. Como dice Ga, uno a los amigos le puede decir que no le gusta y ellos harán caso. Al fin y al cabo son los todo terreno.
Y luego viene el tema de las familias. Ellos también deben tener el recuerdo de nosotros los que nos fuimos solteros y volvimos casados, los que volvimos con una personalidad distinta, la pareja fortalecida por la soledad, la sociedad excluyente americana y la vida. Esa misma que decide el destino de su vida bajo sus propias leyes de pareja, esa a la que ahora nadie puede o quiere comprender.
Será que a uno se le olvida como es la felicidad, como es la vida en pareja cuando se convierte en padre? Está uno dispuesto a sacrificar tanto y volverse un ser prácticamente irreconocible donde el enemigo es el extraño aquel que domina y condena a mi pobre hijo o hija? Y no aquel que lo hace feliz?
Espero nunca olvidar lo vivido para no estar condenada a repetir la historia, porque si algo he de agradecer de los US es mi matrimonio que paso por duras y mas duras y cada vez peores, y por todas esas tomados de la mano como uno solo, hizo que nos enamoraramos mas de lo que estabamos cuando decidimos casarnos y emprender esta aventura. Se viene el ventarrón, y seguimos fuertes y erguidos. Lástima es el tipo de viento....
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