Wednesday, May 16, 2007

El efecto roller coster

Recuerdo muy bien una conversación con Ana acerca de su teoría del efecto montaña rusa. Cuando uno cambia de vida radicalmente sufre el efecto montaña rusa mientras se acomoda a la realidad, para mi era evidente vivir eso en Atlanta. Unos días muy buenos, totalmente excitantes y de maravilla (creo que fueron muy al principio y cuando hicimos viajes) y otros absolutamente depresivos y tristes.

Como que estando uno en ATL siempre consideró no encajar en esa sociedad, tener el recuerdo de lo bien que encajaba en BTA, la familia, los amigos y el trabajo. Aterriza uno y el cambio es demasiado desgastante y avasallador. Me refiero a esa sensación de tampoco encajar acá. Con el tiempo, el clima deja de ser tan tropical y cálido y volvemos a sentir la gélida BTA. Volvemos a usar el saco en la noche y a sentir la nariz descongelada. El cuerpo se acomoda perfectamente a su nuevo ambiente.

Se encuentra nuevamente con los amigos que reconfortan el corazón y que definitivamente son los que uno creía que eran, siguen siendo los mismos. Como dice Ga, uno a los amigos le puede decir que no le gusta y ellos harán caso. Al fin y al cabo son los todo terreno.

Y luego viene el tema de las familias. Ellos también deben tener el recuerdo de nosotros los que nos fuimos solteros y volvimos casados, los que volvimos con una personalidad distinta, la pareja fortalecida por la soledad, la sociedad excluyente americana y la vida. Esa misma que decide el destino de su vida bajo sus propias leyes de pareja, esa a la que ahora nadie puede o quiere comprender.

Será que a uno se le olvida como es la felicidad, como es la vida en pareja cuando se convierte en padre? Está uno dispuesto a sacrificar tanto y volverse un ser prácticamente irreconocible donde el enemigo es el extraño aquel que domina y condena a mi pobre hijo o hija? Y no aquel que lo hace feliz?

Espero nunca olvidar lo vivido para no estar condenada a repetir la historia, porque si algo he de agradecer de los US es mi matrimonio que paso por duras y mas duras y cada vez peores, y por todas esas tomados de la mano como uno solo, hizo que nos enamoraramos mas de lo que estabamos cuando decidimos casarnos y emprender esta aventura. Se viene el ventarrón, y seguimos fuertes y erguidos. Lástima es el tipo de viento....

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