La propuesta

Sábado en la tarde, el individuo en cuestión aparece tarde en mi casa con dos ramos de rosas terriblemente rojas, debo decir preciosas. Nos pusimos a arreglarlas en un florero, lo intentamos, trabajamos en equipo, pero la práctica, definitivamente, hace al maestro.

No me puse de malgenio, a todas estas no entiendo por qué, siempre lo hago....

Habíamos decidido sentarnos a estudiar para cuidar a mi mamá, que nuevamente tiene problemas con lo de la caída, y salir a cenar como habíamos planeado hacia tanto tiempo, los dos solos, en plan full romántico.

Fuimos a la Macarena, a Liberty, ya saben como me gusta a mi ese tipo de sitios. El ordenó un pollo Costa Brava, y yo, obviamente, lomo al vino, botella de vino, y ambos olvidamos ordenar los tomates que habíamos pensado de entrada. La comida estuvo deliciosa, el ambiente especialmente romántico, la luz, todo era perfecto. No recuerdo muy bien como ni porqué pero en medio de la conversación, Ga me dijo la frase: Entonces arreglemos este problemita, y luego dijo, ¿Me pasas mi mochila?, ahi se me paralizó el corazón, se la pasé.

De la mochila extrajo una pequeña y cuadrada caja de cartón blanco, la que por supuesto y por los nervios rompió. De ella un cofrecito azul, que después sufriría las inclemencias de la vela. Y de este un precioso anillo de compromiso. La sensación de ese momento es indescriptible. Aunque habíamos hablado recurrentemente del tema, yo todavía pensaba que era, continuar hablando del tema, pero nunca en ese momento, me imaginé que las cosas fueran tan en serio. Tal vez, para mí el momento del anillo era determinante. De ahí para adelante lo demás se constituyen en arandelas.

Desde el sábado, soy Doña Andrea. La misma de antes, solo que con un anillo en oro blanco en mi mano izquierda. Estoy contenta, estoy nerviosa, estoy feliz. Mi vida cambia a pasos gigantes, pero estoy tranquila del rumbo que está tomando.

Si, ya sé, yo lo juré y lo juré. Que no me casaba que patatipatata. Pero ahí ven. Y carajo, que estoy feliz¡¡¡¡¡ Hace un rato (no digo cuanto) descubrí lo que más valoraba de una relación, y hoy lo tengo con Gabriel. Es un nosotros, que comenzamos a construir hace un tiempo y que afianzamos cada nuevo día.

Nosotros estamos felices¡¡¡¡¡¡